Pablo Fuentes, 1º ESO C
Un día, mi equipo y yo nos infiltramos en un laboratorio de la CIA para encontrar la pieza para nuestra máquina del tiempo, y de repente, Jewre tocó algo y un vórtice morado y negro nos absorbió a todos, fue como si estuviéramos alucinando, pero no, podía flotar, moverme y escuchar perfectamente a Jewre, que decía:
-¡Lo siento, me parece que he metido la pata!-.
Cuando el vórtice mágico nos escupió, aterrizamos en un pueblo, lleno de casas y un ambiente gris y triste, y un castillo gigante a lo lejos, y además banderines negros con el casco de un caballero, pero no un pueblo del siglo veintidós, no, para nada,¡se trataba de un pueblo medieval!.
Vimos el cartel y ponía: "Hammingston, provincia de Eura".
-Ahora lo entiendo- dijo Zast,
-¡Es un vórtice del tiempo!- y de repente, el vórtice se cerró. Todos nos quedamos boquiabiertos, nuestra única forma de salir de allí era ese vórtice
-¿E-e-eso signifca que nos hemos quedado aquí para siempre?- dijo Jewre.
-Puedo crear un alternativo a ese vórtice, menos mal que llevo mi kit de laboratorio, pero con esta tecnología me llevará tiempo crearlo-. Replicó Zast
-¿Cuanto tiempo?- dije yo.
-Me llevará un mes,como mínimo, pero seguro seguro, dos meses-. Respondió Zast
-Bueno, hasta que Zast consiga construir el vórtice tendremos que estar aquí.. de alguna forma-. Dije - No, no puede ser, no hay Wi-Fi, no hay datos, ni cobertura.. ¡nooooo!- dijo Marse.
-¿Qué creías tío?, ¡estamos en el siglo 13!- le respondió Zordab.
Entonces, entramos en el pueblo, sin darnos cuenta de que dábamos el cante a lo bestia. Así pues, un montón de gente se arremolinó entre nosotros y pensé:
-Si ya creía yo que teníamos que habernos cambiado...”
Los pueblerinos nos dijeron:
-¡Sois los de la profecía, los que derrotarán al caballero negro!
-Pero..¿Quién es el caballero negro? -Dijimos todos.
-Pero qué raros sois, ¿no ? Primero os presentáis con esa ropa tan rara y luego no sabéis quién es el caballero negro. Es un caballero que lleva gobernando, o mejor dicho, dictando durante años. Es cruel con nosotros y se lleva muchísima cosecha, dejándonos con lo suficiente para subsistir, todos le odiamos, queremos que se vaya pero no quiere, queremos hacerle algo, amenazarle o algo parecido, pero los que lo han intentado no han vuelto. -Dijeron los pueblerinos.
-¿Y qué queréis que hagamos? Nosotros solos no nos vamos a enfrentar a un ejército y a él.
-Podríamos intentar entrar en el castillo, llegar a la habitación del caballero negro y amenazarle. -Dijeron los pueblerinos
Y así hicieron, un pueblerino de “La resistencia” nos entregó unos mapas del castillo y Zast nos dio unas capas invisibles para entrar sin ser descubiertos, y llevando una espada que un herrero nos hizo (por cierto, la tela de la capa era muy buena, para que no la rajara la espada...), llegamos a la habitación y, como habíamos planeado, hicimos que el pueblo se rebelara y con antorchas y pinchos, estaban frente al castillo.
Despertamos al caballero negro y nos quitamos la capa, y le dijimos con la espada frente a la cara:
-Tú, Caballero Negro, vil y malvado gobernador, mira a tu pueblo, rebelado ante ti, te damos dos opciones: la primera, te marchas y tu cabeza no correrá peligro, y la segunda, si te niegas, la espada atravesará tu cuello. ¿Cuál eliges?
-¡La segunda, la segunda, por favor no quiero morir!-
Y así, el Caballero Negro se fue y todos se pusieron contentos y felices, y la política reinó en el pueblo.
Sorprendentemente, Zast acabó en dos semanas el vórtice, lo abrió y nos marchamos de allí, volvimos desde donde empezó, cogimos la pieza y nos marchamos del laboratorio. Fue una experiencia increíble.
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