Irene Riquelme, 2ºC de bachillerato
Afortunadamente, con los retos —y con la escalada también— sentimos otras emociones, como ímpetu, satisfacción, alegría o tranquilidad. Estos llegan en el momento en el que consigues reunir en un pequeño movimiento el ánimo, el aliento, la fuerza y la agilidad suficientes para superar el estancamiento. Alcanzas una nueva presa, tu cara esboza una sonrisa de complicidad contigo misma y lo que sucede a tu pequeño gran logro es tan insignificante que te paseas por la pared hasta alcanzar el top.
Todo esto y mucho más sentí yo cuando me enfrenté, junto a mis compañeros Chules, Mune, Uri y Juanjo, a las competiciones regionales de escalada de Murcia este noviembre.

La segunda tuvo lugar en Montaña Mágica, otro rocódromo situado cerca de la Escuela de Idiomas. Esta competición me sirvió para aprender dos cosas: no todo sale bien siempre (e incluso puede que nada salga bien), y, aun siendo así, hay que seguir intentándolo. En la clasificatoria no conseguía hacer nada bien, solo superé un bloque; volví a mi casa cabizbaja, pensando en no asistir a la prueba final. Por suerte, caída la tarde Iris me animó a ir, y se lo agradezco: aquella final me encantó. Lo hice mucho mejor de lo que podría haber esperado nunca, y llegué a mi casa absolutamente satisfecha: había superado lo más difícil de todo, ¡me había superado a mí misma! En cuanto a las clasificaciones, yo quedé 2ª en mi categoría, Juanjo 1º y, en Sub-16, Chules quedó 5º, seguido de Uri, quien consiguió el 6º puesto.
En definitiva, salvando altibajos, las competiciones fueron estupendas, disfruté muchísimo escalando tanto y cayendo aún más; pero, si algo resalto de esta experiencia, es el espíritu de prácticamente todas las personas que conocí allí: era un ambiente de superación, positivismo, compañerismo, cooperación y cercanía; gente que no había visto en mi vida me animaba como si nos conociésemos de toda la vida… Por lo que he descubierto hasta ahora de la escalada (y es poco, por lo que quizá me equivoque), esta se diferencia de otros deportes en una cosa: no parece haber ni rastro de competitividad si no es contra uno mismo.
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